3 de diciembre de 2006

EL CURA LAPADULA LE PERJUDICA LA IMAGEN A NICOLAS FERNANDEZ


En la última sesión del Senado, al compañero de bancada de la Primera Dama se lo vio desencajado. Por primera vez en lo que va del año, Nicolás Fernández ingresó al recinto como si hubiese sobrevivido al atropello de un tren: camisa fuera del pantalón, corbata desajustada, rojo de transpiración y con el jopo enloquecido. Apenas si estuvo sentado un par de minutos en su banca. El resto del tiempo, -mientras Jorge Milton Capitanich hacía malabares para defender la renovación de la Emergencia Económica-, se la pasó hablando por teléfono a los gritos en el pasillo contiguo al recinto, junto a la sala de prensa de la Cámara alta. Sólo cuando faltaban unos minutos para la votación de ese proyecto volvió a su butaca, y se supo: había estado tratando de convencer a cada uno de sus amigos que él no era el “responsable de la droga” en Santa Cruz, como lo había acusado el padre Lapadula, un cura párroco de su provincia. Y al parecer, la tarea de convencimiento no fue fácil

* Extraido de la Pagina de Jorge Lanata