19 de abril de 2006

Adiós a un joven y esbelto ciudadano

Queridos compañeros y colegas:
El lunes falleció un amigo y compañero de trabajo muy querido. Decidí escribirle unas líneas a modo de homenaje. Es un poco de necrologica, carta de lector, y/o recordatorio. Quienes puedan publicarla en cualquier sector de su diario o página web o hacer un comentario radiofónico al pasar se los agradeceré más que cualquier gacetilla o comunicado de prensa. Es estrictamente personal para que se recuerde a un "animal politico" y gran tipo. Como noticia es : "Se murió el Secretario Privado de Arnold" pero no es esa la intención.

Adiós a un joven y esbelto ciudadano

Corto una comunicación telefónica con un colega periodista al que le comento que se murió un compañero y amigo de trabajo entrañable por su amistad, capacidad y rol. Me hace una típica pregunta periodística : ¿Y ahora quien va en ese lugar?. La respuesta es clara: nadie. Y los motivos son aún más cristalinos. La verdad que a ninguno de sus jóvenes compañeros se nos pasa por la cabeza pensarlo en este momento y, segundo, no podríamos ocuparlo por cuestiones de conocimiento. Eso que muchos intelectuales denominan saber vulgar producto de su experiencia en años de trabajo en la política santacruceña y nacional; de lectura frecuente de libros y diarios, de observación en detalle; de llamar a la gente por su nombre y no por rango, de saber escuchar al otro sin subestimarlo y querer aprender por más que su interlocutor tenga 10, 20, 30 o 40 años menos que él.
A mí me tocó conocer por primera vez a Dn. Alvaro Mollo en una espacio similar al que lo mire por última vez ayer a la tarde. Era 1999 y había fallecido mi viejo producto de un paro cardíaco en un horario similar al de él. Y si bien la sensación para mí era distinta (de extrema tristeza) me pareció recordar tonos de charlas, anécdotas y comentarios similares. ¿Y te acordas cuando le dijo a esos periodistas que lo habían discriminado por tener una disminución auditiva que lo suyo se solucionaba con un audífono pero que su falta de cerebro no tenía remedio?. Medias risas disimuladas por lo bajo. Al rato entra una inmensa corona floral que dice “Sr. Presidente y Esposa”. Los empleados de la funeraria tratan de acomodarla en primerísimo primer plano para que el velorio sea un éxito. Perdón pero esto de los éxitos de los velorios no lo podía obviar escribiendo de quien lo estoy haciendo. Pero al rato con la gigante presidencial se codea una más chica de la Agrupación Pepe Góngora, asociación sin fines de lucro de los chóferes del Congreso. Y si, Alvarito, como le decíamos pese a su casi 1,90 de altura y físico corpulento, era un ser cosmopolita. Una mezcla ideal de porteño, santacruceño, neoyorquino, tanguero, periodista, poeta y político. Y eso lo hacía entrar bien en cada lugar que estaba y relacionarse con cualquiera, como decía más arriba, sin importar el rango o puesto que ocupara. Así conseguía una entrevista por una reunión con el presidente a su amigo y compañero de toda la vida, Eduardo Arnold, como guardapolvos y útiles para los chicos de la Agrupación Pepe Góngora. Así se comía un asado con los amigos del Club Británico de Río Gallegos y a los dos días estaba gestionando una pensión para una niña con hidrocefalia.
Sin dudas fue un éxito. Estaban todos los que usted nombraba habitualmente: los Pepes (vinagre, perruno y piloto); la Doctora, Eduardito, Adriana Varela, la nena y el nene, el Sr. Mono, Dn. Buda, Puchero (¿o era churrasco jugoso?), Raviol Barato, la tía 3era persona, y sus familiares más queridos. Para que más.
Querido Alvaro estoy tratando de escribirle pensando en lo que todos sentimos por su pérdida. Eso es imposible porque cada uno sabe en su interior lo que lo va extrañar. Por mi parte ya no tendré con quien comentar las noticias del día de El Gran Diario Argentino que solía traer y, sumarle a mi lectura periodística, la suya más sagaz y política. Ya no tendré que programarle su teléfono celular que ayer sonaba fuerte, fuerte -como usted me pidió- y ya nadie contestaba. Sin embargo, “joven y esbelto ciudadano argentino”, usted está en cada lugar de está oficina. Desde lo simbólico, en su escritorio que hoy uso para leer los periódicos . Desde el conocimiento adquirido en mi cabeza. Desde su concepción de la amistad, en mi corazón.¡Que amigo la puta madre!. Si después de casi siete años, como su hermano Arnold, era de los pocos que se acordaban de saludar a mi familia, a mí y recordar a mi viejo. De alguna manera con usted se tira abajo ese mito que dice que en la política no se hacen amigos.
Alguien seguramente estará pensando y ocupará su posición, simplemente esa estrechez. Su lugar y enseñanza nos la llevamos cada uno. Como le dije en más de una oportunidad cuando usted me decía : “Fernandito vos dame bola porque yo de esto se un montanazo”. Alvaro yo aprendí mucho en estos años de escucha atenta e intercambio de opiniones y, agrego ahora que me está mirando desde otro lado, bajo el lema que amigos son los que critican en presencia y elogian en ausencia, “lo quiero mucho y respeto”.

Lo vamos a extrañar pero intentando que siempre sea con una sonrisa en el rostro.

Lic.Fernando G. Rodeles (Prensa Diputado -Eduardo Arnold)
D.N.I 26.473.974

PD: Alvaro decía que no quería ser “el primer boludo que se muriera de tos”.Cualquiera como decía él “no muy vivo”, podía darse cuenta que era simplemente un decir para no preocupar a quienes lo queríamos y sacarle presión a la enfermedad que se le había detectado. Por suerte se murió como nos dijo que deseaba (como Carlitos). No estuvo mucho tiempo bajo las manos de la industria medicinal y eso , aunque sea de manera mínima, es un consuelo para quienes lo queríamos

Alvaro Mollo cumplió diferentes roles en la Cámara de Diputados de Santa Cruz. Trabajó como Secretario Privado del Diputado Eduardo Ariel Arnold en la Vicegobernación de la provincia; Senado de la Nación; Intervención del Yacimiento de Río Turbio (YCRT); Secretaría de provincias (Ministerio de Interior), y Cámara de Diputados de la Nación.

2 Comentarios:

A la/s 1:35 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Alvaro era mi abuelo..
Es lindo que alguien pueda recordarlo asi..
Yo apenas lo vi tres o cuatro veces en mi vida, la primera vez a los 8 o 9 años a raiz del fallecimiento de su primer esposa.
y hoy tengo 20 años.
Leyendo estas palabras, me di cuenta que no entro ni en la categoría de "familiares queridos".
Una verdadera lástima, soy su sangre, y no puedo decir ni una palabra sobre él.
Agustina Mollo
La Plata

 
A la/s 1:08 a. m., Anonymous Romina Mollo (cuqui) dijo...

Alvaro Mollo ES mi abuelo, Mi papa,
EL HOMBRE DE MI VIDA.
Ese fue el hombre que me enseño
a decir mis primeras palabras.
El fue el q me enseño con solo
3 años de edad a cantar la marcha
peronista. ! El me hiso vivir un
mundo magino e inolvidable .
El se hiso cargo de mi hasta el
puto dia que me vinieron a decir
cuqita querida el abuelo se no fue.
Hoy despues de años que se murio
sigo llorando todos los dias por el
me falta.. me hubiece gustado
que conosca a mi hija, Lo extraño
todos pueden destacarlo por sus
trabajos pero la que realmente
la que sabe el maximo amor
que el podia llegar a dar , era yo
su ñietita su princesa..
Esto fue un puñal en mi corazon
en mi quedo un basio inmenso que
ya no lo puedo llenar con nada.
Hay veces que me acuesto con las
remeras de el y siento su olor
cierro los ojos y siento su piel
finalmente termino soñando con el
por lo menos en mis sueños lo abraso, eso es bueno pero despertar es lo mas duro , es la realidad, ES LA MIERDA DE SIEMPRE.
Romina Mollo
mas conocida por todo el mundo
Cuqui!.
adios

 

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